miércoles, 10 de febrero de 2010

El mayor espectáculo del mundo.

Como siempre que escribo, quiero dejar claro que sólo expreso mi opinión. No pretendo (aunque por el tono siempre lo parezca), sentar cátedra ni por asomo, ni tampoco parecer la verdad absoluta (no soy la Milá, por suerte).

Ayer tarde, Arturo se autoexpulsó del programa (al menos a mi modo de ver), haciendo exactamente lo que sabía que daría con sus huesos en la calle, sin pago de indemnización y sin tener que pasar un minuto más en una casa que siempre le agobió y en la que jamás estuvo a gusto.

La organización, puso el listón muy alto con la expulsión de Gonzalo (por una sandez). Lo mantuvo al mismo nivel (por lo menos), con el famoso vaso de agua de Indhira a Carol y abrió de par en par una trampa “legal”, para que cualquiera que se quisiese ir sin pasar por taquilla, lo consiguiese simplemente con arrojar el contenido de un vaso encima de un contrincante.

Cierto es que Indhira estuvo tocándole los cojones todo el día de ayer. Cierto es que le “provocó” (es evidente hasta para un ciego). Pero el de Irún ha aguantado cosas mucho peores de la diva, sin hacer algo ni remotamente parecido (aunque el acto de arrojar el calimocho, como el del agua de Indhira, sea una solemne chorrada).

E insisto en que el acto es totalmente calculado y premeditado, puesto que cuando uno arroja a otro un vaso (su contenido, lo doy por supuesto) de forma espontánea y caliente, no se lo arroja dentro de un plato, si no a la cara o a su cuerpo. Salvo que quiera evitar en la medida de lo posible, que se le vuelva a tachar de violento (o incluso se resucite el mito del maltratador).

Arturo jamás ha sido feliz en esa casa. Entró casi por compromiso, para ganar unos cuantos miles de euros en unos pocos días. Contaba con que todo acabaría este domingo (diez días) y suponía incluso que su compañera de encierro sería su amiga Nagore. Pero le fallaron los cálculos. Primero porque le metieron a Indhira (de ahí su cabreo y rechazo inicial) y segundo porque cuando ayer vió entrar a la marquesa y a Bea, comprendió con claridad que el circo no terminaría cuando él lo esperaba, si no que la duración del partido era ya indeterminada. El conocer la cuantía del premio, le hizo ya tirar la toalla definitivamente, porque como bien comentó, esos posibles 30 mil euros del ganador (la mitad de los 60), se los sacaba en tres o cuatro bolos con la gorra. Y aguantar hasta el final, le suponía quizás perder muchas semanas de trabajo fuera.

Así pues, aprovechándose del desequilibrio de una pobre niñata (tan perdida y tan monito de feria de todo este circo, que ya empieza a dar lástima), no perdió la oportunidad de “saltar la verja” y pirarse hacia el mundo libre.

Y en su huida, por suerte y en justicia, no arrastró consigo a Indhira, porque en el fondo si nos paramos a pensar, hubiese sido una sandez a todas luces.

Cierto es que concursan por parejas, pero por favor, no abramos otra puerta más a la trampa. Porque imaginemos que alguien (Raquel López, por ejemplo), quiere cobrarse viejas deudas con Pepe (que las tiene y muchas) y joderle para que no gane el premio final. ¿Aceptaríamos que Pepe fuese expulsado porque el espejismo (como la denomina la “simpática” Melania) quisiese joderle vivo y armase alguna para que la expulsasen a ella y así poder llevarse por delante a su compañero de equipo?

Y no nos rasguemos las vestiduras porque cambien a su antojo unas normas que hasta desconocemos. Porque lo han hecho SIEMPRE. Y hemos tragado con todo y tragaremos lo que nos echen. Y lo saben, porque somos yonkis, yonkis de este puto espectáculo, delicioso, impresionante, maravilloso, de cartón piedra pero pura diversión sin freno ni límite conocido. Porque por mucho que nos queramos poner dignos, la mayoría de nosotros está relamiéndose se gusto pensando en que Nagore o Tatiana (incluso Carol, aunque mi sueño húmedo sigue siendo Gonzálo, EL PUTO TITIRITERO, el showman más enorme que ha entrado en GH11), entren cuanto antes en esa casa para formar tandem con la india.

Decían Paul Weller (sí me repito, lo sé y me importe tres cojones citar mil veces la misma frase de un genio), que el público tiene lo que el público quiere. Así que, como decía un también genial mensaje de ayer en el 24 horas.: “Dejar de hablar de expulsiones ke parece ke las regalan.Ahora cn toda sta movida es como mas va a molar”.

Eso sí, podemos patalear un poco, que eso siempre nos dejará la sensación de mantener la dignidad intacta. Aunque ¿quién coño necesita ser digno cuando le están dando un festín tan delicioso que no hace otra cosa que engullir como un tragaldabas? ¿Quién cojones necesita sentirse el ser más equilibrado y justo del universo, cuando le están pegando uno de los polvos de su vida? Porque (y sigo hablando por mí), para un cerdo como yo, lo que tengo ahora mismo en pantalla, es un PUTO POLVAZO GUARRO DE TRES PARES DE COJONES.

Así que, al que no le guste, que apague el televisor, que es todo tremendamente fácil.
Y por favor, antes de repetir la cansina letanía de que todo esto está montado para que gane Indhira, seamos un poco conscientes de que a Telcinco y a Zeppelin, les importa tres pares de cojones quién se lleve el botín de este maravilloso invento (son empresas, sólo buscan el beneficio y este se llama share e ingresos por publicidad). Y por supuesto les importa tres cojones Indhira, a quién han convertido en un monito de feria que les suena a caja cada vez que la miran. Y esa cría desequilibrada y al borde del más absoluto caos mental, les da tanto dinero dentro como fuera y seguirán exprimiéndola hasta que no le quede dentro ni una puta gota de sangre, momento en el cual la tiraran a la basura, como han hecho y harán con todos los juguetes rotos y viejos que ya no sirven para nada.

Yo, por mi parte, después de la decepción sufrida con una rusa que reconoció en privado haber sido timada y prefirió callar para alimentarse de las migajas, ya no siento más que un ligero cariño por todos ellos y sólo les pido (les exijo), que me den un buen espectáculo.

Y de momento me están dando el más grande que yo haya visto jamás en una pantalla de televisión.

Y por cierto, para finalizar, Pepe Herrero, sigue siendo el jugador más cabrón e hijo de puta de todos los tiempos. No ha cambiado absolutamente nada, sigue siendo el mismo tahúr genial que me enamoró en GH7. Su aprovechamiento ayer del momento calimocho, fue brutal, asqueroso y deliciosamente inolvidable (ese “Cada uno tiene unos principios”, me hizo adorarle otra vez, porque no imagino siquiera los esfuerzos que tuvo que hacer para no descojonarse). Pero de momento, le ha fallado la mitad del truco, porque seguramente sólo pretendía desgastar a la pareja que ya no existe y conseguir que se fueran los dos de una tacada.

Sin embargo, en el momento “consolador” que tuvo con la india en el jacuzzi, no escatimó esfuerzos en dejar bien claro lo bruja que era la chiquilla (entre risas, casi como una broma que la pobre tonta casi le rió halagada) y que quizás estábamos asistiendo al nacimiento de una nueva Angela Chaning.

Qué bueno sigues siendo, cabrón. Yo diría incluso, que mejoras con los años.